Trabajadora domestica con hija en el capitolio de California

Dignidad: el camino a la justicia de los trabajadores domésticos de California

El documental de EHSC siguió los esfuerzos de los trabajadores domésticos para proteger sus empleos durante la pandemia

Por Jennifer Biddle. Traducido por José López con la ayuda de Clarisse Céspedes

Trabajo doméstico y COVID-19

Unos 325,000 trabajadores domésticos, la gran mayoría mujeres, trabajan como niñeras, limpiadoras del hogar y cuidadoras de menores, enfermos y personas con discapacidades en 2 millones de hogares en California. Los trabajadores domésticos son una bendición para los padres que trabajan y cuentan con ellos para apoyar a sus familias, ayudándoles a prosperar en sus propias carreras. Pero para muchos, los trabajadores domésticos viven sus vidas en mudo e invisibles, incluso para aquellos que las emplean.

El trabajo doméstico es marginalizado e infravalorado, especialmente para mujeres y hombres de color. Un trabajador doméstico gana en California la mitad del salario promedio por hora que ganan otros trabajadores en el estado. También es tres veces más propenso a vivir en la pobreza que otros trabajadores con empleos similares, según estadísticas nacionales.

Aun así, el trabajo doméstico siempre ha sido fundamental para el funcionamiento saludable de la sociedad. Durante los primeros días de la pandemia, muchas mujeres tomaron nota mientras balanceaban empleos pagados y tareas del hogar sin pago; cuidado y educación de niños desde el hogar, todo bajo el mismo techo.

Choques así pueden crear grietas en lo que se considera “normal”, abriendo espacio para un cambio. COVID fue un momento así, alterando experiencias y expectativas para todos, incluyendo la percepción que los trabajadores tenían de sí mismos y de su lugar en la sociedad.

foto antigua de niñera de color
Trabajadora doméstica esclavizada sosteniendo un bebé, en 1855 aprox. Este retrato parcial de una niñera revela que el estatus era relativo a una jerarquía racial. El fotógrafo decidió oscurecer el rostro de la niñera, dirigiendo nuestra atención a la niña blanca como el sujeto principal de este ambrotipo, elevando la prominencia de la infanta coloreando a mano el rostro y el vestido. – Biblioteca del Congreso de EUA

No más silencio

Puede ser sorpresa para algunos americanos saber que las leyes y políticas que deciden salarios y horas, salud y seguridad, y el derecho a organizarse no aplica en gran parte para trabajadores domésticos. Como otros empleados de primera línea durante la pandemia de COVID-19, los trabajadores domésticos arriesgaron enfermedad y muerte cada vez que llegaban al trabajo. A diferencia de la mayoría de otros trabajadores, sin embargo, los empleados domésticos no han tenido medidas de protección de salud y seguridad en el trabajo.

Para las mujeres, la falta de protección en el trabajo doméstico siempre ha ido mano a mano con la noción de que el hogar es un lugar privado. La exclusión reapareció para trabajo no pagado durante la esclavitud, y volvió a surgir en los años 1930 cuando “New Dealers” hizo un pacto con legisladores del Sur, otorgando protecciones para todos menos para trabajadores domésticos y agrícolas, quienes en ese entonces eran en su mayoría de color.

Como era de esperar, no tener regulaciones de salud y seguridad en el trabajo durante la pandemia fue una catástrofe para los trabajadores domésticos de California. A una gran mayoría no se les dio mascarillas, no se les respetó distanciamiento social ni se les proveyó información sobre los riesgos de COVID cuando entraban a sus lugares de trabajo. Los trabajadores domésticos de California fueron tres veces más propensos a contagiarse de COVID-19, comparados con la población general del estado, de acuerdo con investigaciones de UC Davis.

La difícil situación económica causada por el COVID agravó el impacto de la marginalización de mujeres trabajadoras y la exclusión intencionada de políticas laborales para el trabajo doméstico. Tan solo 1 de cada 5 trabajadores domésticos recibió cobertura de seguro médico a través de su empleo y la mayoría careció de días de enfermedad pagados. Además, un 36 porciento perdió todos sus empleos y casi la mitad perdió algunos, agregando una carga financiera a una población ya de por sí vulnerable.

Aunque esto suena terrible, el COVID simultáneamente cambió actitudes hacia el trabajo durante la pandemia. La necesidad económica y social de trabajadores esenciales para que continuaran trabajando durante una crisis de salud pública global, y los riesgos de hacerlo, se unieron para galvanizar la fuerza del trabajo doméstico y cambiar el status quo.

Mujer celebrando en gesto de victoria

Con la ayuda de la Senadora de California María Elena Durazo (D. Distrito 24), los trabajadores domésticos produjeron una legislación que por fin las cubriría bajo los estándares de la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo (Occupational Health and Safety Act -OSHA- en inglés). A través de reuniones masivas en Zoom y días de cabildeo, protestas con cubrebocas en el capitolio del estado, peticiones al Gobernador, vigilias y otras tácticas, las trabajadoras domésticas construyeron un movimiento de protesta inspirador que fue desde ser silencioso a hacerse escuchar de forma alta y clara.

Mujer hablando ante la cámara

Trabajadores domésticos hoy

En California, los trabajadores domésticos son en su mayoría inmigrantes. Como muchos antes que ellos, han venido a este país para construir una vida mejor para ellas y para sus familias, después de huir de otras calamidades como la guerra, la violencia doméstica o la opresión autoritaria.

Estos nuevos inmigrantes suelen hacer los mismos trabajos de bajos salarios, y otros de circunstancias similares. Son muy vulnerables: como no conocen sus derechos o dónde conseguir ayuda, enfrentan insoportables largas horas de trabajo, abusos, robos de salario, violaciones o peor.

Para resaltar los riesgos de salud a los que estos trabajadores se enfrentaron durante la pandemia, el Centro de Ciencias de Salud Ambiental (EHSC) de UC Davis condujo un proyecto de investigación sobre trabajadores domésticos y produjo el documental “Dignidad: El Camino hacia la Justicia de las Trabajadoras Domésticas de California”. El documental menciona los hallazgos iniciales de la investigación y sigue los esfuerzos de trabajadores domésticos para lograr que se apruebe la Ley de Salud y Seguridad para Todos los Trabajadores (Health and Safety for All Workers Act (SB321) en inglés).

“Los trabajadores domésticos no tienen prácticamente ninguna protección ante condiciones de trabajo arbitrarias e inseguras.” explica la directora de EHSC, la Dra. Irva Hertz-Picciotto, quien lideró el proyecto de investigación y fue productora ejecutiva de “Dignidad”. “Esta filmación pone de relieve su lucha para lograr dignidad, respeto y condiciones de trabajo seguras y humanas antes y a través de una crisis de salud pública sin precedentes a causa del COVID".

Mujer y hombre sonriendo

En esta filmación, la directora Paige Bierma entreteje las vidas de varios trabajadores domésticos que inmigraron a los EUA desde Guatemala, México y Filipinas. Observar a estos trabajadores descubrir juntos el poder que tienen mientras forjan una comunidad de ayuda, solidaridad y activismo—en un momento en que el resto de la sociedad se siente caer a pedazos—es poco menos que una revelación.

“Fue increíblemente inspirador trabajar en esta filmación con tantos trabajadores domésticos valientes, y es especialmente interesante poder captar los altibajos de un movimiento político durante los tiempos de incertidumbre de una pandemia”, explica Bierma. “Espero que esta filmación ayude a mostrar el tipo de dedicación y perseverancia que se requiere para lograr un cambio político en este país.”

Jennifer Biddle produjo “Dignidad” y “Waking Up to Wildfires”. Ahora trabaja como Estratega Digital para el Departamento de Salud Pública de California, supervisando campañas contra la industria del Tabaco.