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Ciencia comunitaria, ¡Sí se puede!

Por Angelina Angelo

La ciencia comunitaria es cuando el público participa en la investigación científica. Los científicos comunitarios pueden trabajar de forma independiente o colaborar con científicos profesionales, recopilando, informando o analizando datos. Existen miles de proyectos de investigación de ciencia comunitaria en todo el mundo, y abarcan muchos temas en numerosos campos de estudio, desde medicina, ecología y genética hasta astronomía, ingeniería, psicología y más.

El Centro de Ciencias de Salud Ambiental (EHSC) de UC Davis lidera dos proyectos de ciencia comunitaria: los estudiantes de secundaria de Imperial Valley, en el sur de California, están trabajando con científicos para recopilar datos sobre los impactos ambientales de la contaminación del aire del Mar de Salton. Al presentar los resultados de su investigación en foros públicos, los estudiantes están educando a los miembros de la comunidad sobre los riesgos de la contaminación del aire.

Las enfermeras parteras en Sonoma, California, están ayudando a recolectar sangre del cordón umbilical, saliva de bebé y muestras de sangre para que los científicos del estudio B-SAFE comprendan el impacto que los incendios forestales del Norte de la Bahía de 2017 han tenido en las embarazadas y sus bebés.

Cómo puedes ayudar al avance de la ciencia

La ciencia intenta dar sentido al mundo en el que vivimos. La participación pública ayuda a la ciencia a tener mejores conocimientos a través de la participación de personas que conocen sus comunidades de una manera que nadie más conoce.

Los científicos comunitarios ayudan a dar forma a las preguntas que deben formularse y hacen avanzar la investigación al hacerlo. Cuando el público se involucra, puede estar en lugares donde los científicos profesionales no pueden estar: registrando temblores de terremotos, observando abejas melíferas y contando meteoritos, mariquitas o pájaros. Los científicos comunitarios pueden hacer descubrimientos sorprendentes por su cuenta, impulsados por sus intereses, talentos o experiencias únicos.

El público a veces también tiene un interés personal en participar en estudios científicos. En un caso famoso, los científicos comunitarios de Woburn, Massachusetts, recopilaron datos sobre la gran cantidad de niños que desarrollaban leucemia en su comunidad y descubrieron que la contaminación industrial del agua de la ciudad estaba relacionada con el cáncer.

El papel de la tecnología en el avance científico

La tecnología ofrece una posibilidad de innovación y rigor científico que nunca se había imaginado. La tecnología hace que sea más fácil ser un científico comunitario: encontrar proyectos a los que unirse y comunicar sobre investigaciones, compartir ideas y aprender unos de otros.

La información de colaboración colectiva a través de herramientas simples como apps móviles y la ampliación a través de grandes conjuntos de datos puede ayudar a los científicos a comprender mejor el medio ambiente y nuestra relación con él. Cuando se trata de salud, este tipo de conocimiento puede ayudar a las comunidades a diseñar políticas que hagan una diferencia en la vida de muchos.

Estas herramientas hacen que la información científica sea más accesible para todos. Un ejemplo es la identificación de violaciones que afectan a los vecindarios (IVAN), un proyecto de monitoreo comunitario en línea que ayuda a los residentes a informar, documentar y solucionar los problemas de contaminación del aire en el sur de California. Otra es la herramienta de visualización de datos del Institute for Health Metrics and Evaluation, que utiliza grandes conjuntos de datos para comprender mejor cómo las enfermedades afectan a las poblaciones a escala mundial.

¿Puedes ayudar en la investigación científica sin tener formación científica?

La ciencia comunitaria parece revolucionaria, pero no lo es. Después de todo, la ciencia refleja lo que es humano en todos nosotros: la curiosidad por el mundo en el que vivimos.

Es cierto que los científicos profesionales se someten a una formación rigurosa, pasan años en una universidad y obtienen dos, tres o cuatro títulos para perfeccionar sus habilidades y experiencia. Este tipo de capacitación les ayuda a diseñar estudios, analizar datos y sintetizar investigaciones.

Pero también hay muchos ejemplos de personas que nunca recibieron una educación formal y aun así avanzaron en el conocimiento científico de forma notable, como Michael Faraday (electromagnetismo), Srinivasa Ramanujan (teoría de números) y Hedy Lamarr (salto de frecuencia), por nombrar solo algunos. Para estos científicos comunitarios, la pobreza, el racismo o el sexismo se interpusieron en el camino de una educación formal, pero,  afortunadamente, ninguna de esas barreras impidió que sus mentes brillantes arrojaran una luz sobre el mundo que nos rodea.

En última instancia, por supuesto, la ciencia ciudadana es más que solo grandes descubrimientos. Son muchas las contribuciones pequeñas pero significativas que las personas hacen a lo largo del camino, y juntas tienen el potencial para el mayor impacto.

Si te interesa saber más sobre ciencia comunitaria, participa en un proyecto con nosotros o consulta el Centro de Ciencias Ciudadanas y Comunitarias de UC Davis.